Actualmente, la tecnología de vigilancia avanzada se ha convertido en una de las herramientas fundamentales para la prevención y la lucha contra el crimen.
Estos sistemas, impulsados por innovaciones tecnológicas como la inteligencia artificial o el análisis masivo de datos, permiten que diferentes instituciones como organismos de seguridad o autoridades gubernamentales puedan monitorear sus respectivos entornos de una forma más eficiente, garantizando así la seguridad pública, la agilidad de respuesta frente a las emergencias o la optimización de recursos para evitar la comisión de delitos.
Sin embargo, a medida que se han ido implementando innovaciones tecnológicas en el campo de la vigilancia avanzada, también se ha ido generando un debate sobre su impacto en la esfera de la privacidad.
¿Cómo impactan las tecnologías de vigilancia avanzada en la privacidad?
Estas tecnologías pueden tener varios impactos en el derecho a la privacidad, entre los impactos más relevantes se encuentran:
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Los sistemas de videovigilancia y reconocimiento facial.
La implementación extendida de sistemas de videovigilancia y reconocimiento facial también conocidas como tecnologías biométricas tienen como objetivo la identificación inequívoca de un individuo dentro un espacio público o privado.
Estas tecnologías pueden ser especialmente lesivas para el derecho a la privacidad de las personas, pues no sólo pueden generar la sensación de que el ciudadano está siendo observado, sino que puede condicionar su libertad individual para actuar conforme a su personalidad e ideología bajo la premisa de que la información captada en dichas cámaras puede ser empleada en su contra. Por ejemplo, ser captado a la entrada de una clínica de aborto o identificado dentro de una manifestación.
Así mismo, los datos biométricos están categorizados como ‘datos especiales’ y están altamente protegidos por el RGPD ya que estos están vinculados directamente a aspectos íntimos de la vida de una persona.
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La recopilación masiva de datos.
Estos sistemas recopilan cantidades enormes de datos personales mediante la captura y procesamiento de imágenes y videos. Estos sistemas pueden registrar datos tan íntimos como la ubicación, el itinerario que realiza una persona o su comportamiento. Adicionalmente, de forma poco usal esta recopilación de estos datos se hace con el consentimiento libre y expreso de la persona de la cual se están obteniendo la información.
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La vigilancia del entorno digital.
Este otro tipo de vigilancia avanzada se centra en la recopilación y análisis de datos online, como por ejemplo el monitoreo de las redes sociales, vigilancia de las comunicaciones electrónicas, o el reconocimiento de patrones. Este tipo de prácticas implica la interceptación de correos electrónicos, mensajes de texto, análisis de publicaciones, comentarios y conexiones sociales. Si bien entre los fines principales que las agencias o empresas persiguen cuando realizan prácticas de vigilancia en el entorno digital se encuentran: el objetivo de perfilar a sus usuarios, la personalización de anuncios, o el de ejercer control sobre el comportamiento que tienen las personas en línea, no se debe olvidar que cualquier clase de vigilancia o monitoreo es susceptible de relevar detalles íntimos o personales de la vida de una persona.
De hecho, todas estas prácticas de vigilancia avanzada pueden conducir a una invasión significativa de la privacidad personal, pues todas son susceptibles de revelar detalles personales de la vida de una persona. Así mismo, cuando estas tecnologías se emplean para crear perfiles, aumenta el riesgo de discriminación y estigmatización. Por no olvidar que estos sistemas amenazan la libertad individual, carecen de transparencia y en muchas ocasiones también de consentimiento. Finalmente, todos los datos recopilados son susceptibles de filtraciones y brechas de seguridad, lo cuál puede tener consecuencias graves para la privacidad de los individuos afectados.
Es por todo esto, por lo cual es importante que se promulguen legislaciones y se promuevan iniciativas que amparen la protección de la privacidad, y regulen los sistemas de vigilancia avanzada. Sólo así se podrá garantizar un equilibrio adecuado entre ambos derechos.