Reputación Online: no es una opción, es un acto de responsabilidad

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Reputación Online: no es una opción, es un acto de responsabilidad

El curriculum de Unai es parecido al de muchos jóvenes de su generación; Unai forma parte de esa generación que, en un anuncio de un coche de mediados de los años 90, acuñó el término JASP (Jóvenes Aunque sobradamente preparados).

Graduado en Economía, Master en asesoría Fiscal, habla con soltura dos idiomas (inglés y euskera) y domina como usuario avanzado internet y Office. Incluso puede presumir de haber realizado prácticas en un Banco puntero. Sin embargo algo se torció en la entrevista personal a la que habían llegado tres candidatos de cientos. Antes de poder defender su valía y mostrar sus cualidades y entusiasmo para el puesto recibió un NO rotundo. A priori era un candidato con muchas opciones pero descuidó un detalle……

Su muro de Facebook, repleto de fotografías subidas de tono y comentarios jocosos de índole político y religioso, le jugó una mala pasada.

Le descartaron de manera fulminante porque habían investigado su huella en la red y los “los reclutadores” pensaron que Unai podría dar muchos problemas.

La reputación digital es el reflejo del prestigio o estima de una persona o marca en Internet. (Twittea esto)

Es una cuestión de credibilidad, fiabilidad, compromiso, diferenciación y coherencia; los contenidos que publicamos en la red ofrecen una imagen pública de quiénes somos. Quienes reciben estos inputs se forman una idea de nuestro carácter sobre la base de estos mensajes.

Según un estudio publicado recientemente, Internet es la primera fuente de información que consultan la mayor parte de las personas en busca de un puesto de trabajo y también es el primer lugar al que acuden los reclutadores de personal para seleccionar los perfiles profesionales y personales que encajan con las necesidades de sus empresas

Dedicar nuestro tiempo y esfuerzo a construir nuestra identidad digital no es opcional sino es un acto de pura responsabilidad (Twittea esto)

En este contexto, cabe preguntarse si no tener presencia en la red es una opción apropiada. Aunque legítimo, probablemente no resulte adecuado para alguien que quiere acceder al mercado laboral (o cambiar de puesto de trabajo) pasar completamente desapercibido en un escaneo digital.

En el caso de las personas ocupadas, lo contrario también puede ser contraproducente. Ser demasiado activo, o no medir los mensajes que se emiten a través de las redes sociales, puede ser causa de despido o convertirse en un calvario tal y como exponemos en los casos prácticos del final del artículo

Además, la búsqueda social cada vez está más extendida. Primero fue Google, que desde haces meses muestra fotografías y otros contenidos personales en los resultados de su buscador; y más recientemente Facebook, que acaba de lanzar, un potente motor interno de búsqueda. Estas herramientas nos hacen más vulnerables, pues nos obligan a ser cuidadosos con el rastro que dejamos en plataformas donde a menudo nos relacionamos de un modo informal. Configurar la privacidad de estos sitios de un modo seguro para nuestros intereses es fundamental.

En este orden, un informe a cargo del portal InfoJobs arrojó los siguientes datos de sumo interés:

  • seis de cada diez empresas consulta el perfil digital de los candidatos a un puesto de trabajo,
  • y una de cada tres afirma haber descartado a un candidato a causa de alguna publicación en redes sociales, principalmente en Facebook.

“Internet se ha convertido en una herramienta fundamental para las empresas. Permite conocer quién está detrás de un nombre. Aporta transparencia. Los candidatos tienen que ser conscientes y darse cuenta de que las empresas pueden buscar qué hacen y quiénes son, por lo que tienen que cuidar su imagen digital”, explica el mencionado informe.

Mala Gestión de la e-Reputación

Para acabar el artículo he seleccionado algunos casos que nos permiten conocer el alcance de la “mala gestión” de las redes sociales, casos en los que podemos ver que un tuit, puede convertirse en un calvario…

  • Uno de los más recientes es el caso de Guillermo Zapata, un edil de Ahora Madrid, nombrado concejal de cultura, quien se vió obligado a dimitir, apenas unos días de su nombramiento, por unos tuit injuriosos publicados en el año 2011.
  • Fue muy sonado el despido del alto comisionado del gobierno para la Marca España, Juan Carlos Gafo, por insultar a los catalanes a través de su cuenta en Twitter.
  • Otro caso que nos ha llamado la atención últimamente, es de seis empleados del banco HSBC, quienes fueron despedidos fulminantemente, tras simular una ejecución del estado islámico y subir el video a Instagran. Los empleados del banco se cubrieron con pasamontañas y aparecieron en las grabaciones amenazando con cuchillos falsos a otro de sus compañeros vestido con un mono naranja, atuendo habitual de los reos de grupos terroristas Islámicos. Incluso se escucha a uno de los empleados gritando: «Allahou akbar», «Alá es el más grande» en árabe.

Los casos no son pocos.

  • Uno de los más recientes es el de Kristen Lindsey, una médica veterinaria residente en Texas, Estados Unidos, que publicó en Facebook una imagen que derivó en la pérdida de su trabajo. Lindsey colgó en la red social más popular de Internet una imagen que mostraba a un gato supuestamente muerto, agregando la siguiente frase: “Mi primera víctima con la flecha. ¡El único gato salvaje que se ve bien es el que tiene una flecha en su cabeza! El premio a la veterinaria del año… aceptado con gusto”.

La polémica publicación pronto fue borrada de cuajo, aunque esta mujer fue despedida de su puesto. La clínica en la que trabajaba debió salir al ruedo para distanciarse del desatino de su ex empleada, que incluso podría enfrentar cargos en los estrados judiciales.

  • Otro ejemplo. Justine Sacco tenía menos de doscientos seguidores en Twitter; teniendo en cuenta el caudal de usuarios de aquella red, se trata de un número bastante bajo. No obstante, su humillación tuitera fue de grandísima dimensión. Sacco viajaba hacia Sudáfrica y, en una escala en Londres, publicó el siguiente tuit: “Voy a África. Espero no contagiarme sida. Es broma. Soy blanca”.

Cuando aterrizó en Ciudad del Cabo, eran cientos y miles los mensajes de desaprobación. Para su desgracia y para su escarnio, el mensaje se había convertido en trending topic a nivel mundial. Un hashtag hacía furor en Twitter: #yaaterrizójustine? Cuando la mujer piso el aeropuerto, fue fotografiada y escrachada ante el mundo. Un libro del periodista Jon Ronson cuenta en detalle el mal paso tuitero de Sacco y afirma que la vida de esta mujer se convirtió en un calvario, por culpa de un tuit.

  • El diario El País traza un interesante paralelismo con un hecho que tuvo lugar en la década del 30, cuando faltaban más de setenta años para que Facebook dibuje sus primeros pasos. El País recuerda una ocasión en la cual el célebre artista Salvador Dalí y su musa, Gala, concurrieron a una fiesta en Nueva York caracterizados con disfraces que remitían a la imagen de un bebé que había sido secuestrado y asesinado, hijo de un piloto también célebre.

Si bien la prensa se escandalizó, este hecho no opacó la vida de Dalí ni mucho menos. De hecho, salvedades aparte, no son muchos los que conocen esta anécdota. ¿Qué hubiera ocurrido en los tiempos de la social media? El País arriesga una posible escena: “Dalí probablemente se hubiera quedado sin galeristas, hubiera sufrido un gravoso boicoteo y habría tenido que maniobrar para que no se hundiera su carrera”.

Concluyendo

A modo de conclusión, la mayoría de nosotros estará de acuerdo al señalar los mensajes de Guillermo Zapata, Gafo, Sacco Lindsey….como desagradables, racistas, poco oportunos, e incluso delictivos. Ahora bien, el análisis no puede dejar de lado un examen sobre el modo en el cual Internet en general y las redes sociales en particular, influyen en nuestra reputación. De hecho, la “reputación online” ya no es un hecho novedoso y todo aquel que participe en los espacios sociales de la Web debe estar al tanto que, incluso aquello que se dice en baja voz, puede llegar al otro lado del mundo.

Pregúntate lo siguiente

  • ¿Actualmente, tu reputación online sería un valor o un lastre en una entrevista de trabajo?
  • ¿Qué aparece cuando buscas tu nombre? (No olvides buscar imágenes, vídeos y noticias).

2 comentarios de “Reputación Online: no es una opción, es un acto de responsabilidad

  1. Silvia dice:

    Mucha gente se toma a la ligera enviar publicaciones y contar su vida (en fotos) por internet. No se dan cuenta que es una satisfacción momentánea pero que a la larga puede jugarle muy malas pasadas.

    Me quedo con la frase «la reputación es reflejo del prestigio o estima de una persona en internet». Cuidar de tu imagen, tu marca y cómo quieres que la gente te perciba, es más que una responsabilidad, es una necesidad.

    Aquí os dejo un artículo sobre Cómo Crear tu Marca Personal, que lo disfrutes y gracias por el artículo.

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